La realidad que no se puede ocultar
La imagen es un reflejo desgarrador de la violencia que acecha a Tijuana día tras día. A pesar de los discursos oficiales que aseguran una disminución del 30% en los homicidios dolosos, la sangre sigue corriendo por las calles y las escenas de crimen se han convertido en parte del panorama cotidiano.
¿Qué tan lejos estamos de vivir en paz? Las estadísticas no alivian el miedo de las familias ni consuelan a quienes pierden a sus seres queridos. La pregunta que resuena entre la ciudadanía es clara: ¿por qué las cifras oficiales no coinciden con la realidad que enfrentamos todos los días?
La confianza en las instituciones está en juego, y la ciudadanía exige acciones reales y efectivas para garantizar seguridad. Las palabras ya no son suficientes.
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